Las croquetas: de la tradición a la innovación
Que la elaboración de las croquetas es todo un arte está fuera de todas dudas, es una cultura popular del aprovechamiento de las sobras que en tiempo de crisis siempre hay que recordar. Pero además, es una exquisitez que podemos degustar en cientos de restaurantes de nuestra geografía.
Y aunque es uno de nuestros platos con más tradición, su origen no es español. La primera vez que aparecen nombradas las croquetas es de la mano del cocinero de Luis XIV, así que su origen es francés, etimológicamente viene de la palabra “croquant” que significa crujiente.
Este exquisito rebozado frito en aceite de oliva virgen extra y digno de un monumento, se puede hacer casi de todo… el límite lo pone nuestra imaginación y lo que encontremos por casa. Es un plato típicamente mediterráneo que tiene su representación en Japón, con las llamadas “Korokke” y en Holanda donde gozan de gran prestigio.
La tradición manda que las croquetas se elaboran con las sobras del puchero o de esos trocitos que nos sobran después de tomarnos un buen jamón, pero actualmente encontramos un mundo dedicado al culto de la croqueta donde podemos encontrar: croquetas de chipirones perfectas para tomar con Alioli o con salsa Tártara, de espinacas con queso, pasas y piñones, croquetas de rabo de toro y las más clásicas de bacalao.
Cada vez se innova más sobre este alimento y ya podemos encontrar delicatessen como especialidades de croquetas elaboradas con diferentes tipos de setas de temporada o las exquisitas croquetas de carabineros. Pero lo cierto es que las que mejor saben son esas croquetas frías del día anterior que nos tomamos al llegar a casa o recién levantados por la mañana… ¿a cuántos os ha pasado alguna vez?