Gas versus Vitrocerámica
Son años los que se han enfrentado aquéllos que cocinan con gas o con vitrocerámica, además de que se ha introducido un elemento nuevo que avanza rápido, la inducción, de la que hablaremos en otro post.
Los más tradicionales en la cocina defienden el gas, a veces por melancolía de la cocina que correteaban de pequeños con sus abuelas o por sus ventajas económicas, ya que es más barata tanto a la hora de comprarla como en su mantenimiento. Su principal ventaja es el calor que aporta al recipiente en el que cocinamos, es vivo y rápido. Desde el primer momento calienta. Su mayor desventaja es la limpieza, que suele ser muy trabajosa.
Por su parte la vitrocerámica destaca por aceptar todo tipo de recipientes, desde las clásicas cazuelas de barro hasta las más nuevas ollas del mercado. Otra ventaja es que nos permite utilizar el calor que queda una vez que la hemos apagado. Son fáciles de limpiar pero consumen más que la anterior.
¿Cómo elegir entonces? Dependerá de nuestro estilo de vida y del tiempo que tengamos para dedicar a la limpieza del hogar.