Frutas del Bosque: Las Moras (II)
Color, sabor y sofisticación, las frutas del bosque aportan a nuestra cocina un toque chic y creativo. Son pequeñas bayas comestibles que tradicionalmente no se han cultivado sino que crecían de forma asilvestrada por el campo.
Hoy, las podemos encontrar en los mercados, congeladas e incluso liofilizadas, es decir, frutas que se les ha extraído el agua mediante la técnica del liofilizado, están de moda dentro de la cocina creativa y se venden envasadas, son una gran opción para no renunciar a las vitaminas y minerales que atesoran en su interior.
Gran conocida de nuestra refranero popular, la mora, es una fruta que aporta sabor y color a nuestra cocina. Dos son las variedades que engloban una misma palabra, la mora procedente del género morus (morares o moreras) que son árboles, y la mora procedente del género rubus de la zarza, nuestra zarzamora. Existen más de 300 tipos diferentes de mora, aunque normalmente sólo consumimos 9 de ellas.
Reina de la repostería, la mora, también es muy utilizada para zumos, como acompañamiento de carne, en licores, para hacer vino y como objeto decorativo en nuestras mesas. En la Grecia clásica, a la mora y los frutos silvestres en general se les denominaba “sangre de titanes”, debido a la intensidad de sus colores. La primera referencia de la utilización de las moras en la cocina data del siglo I d.c. y se encuentra en la obra del famoso Apicio, gastrónomo romano.
Las moras son especialmente ricas en vitamina C, concentran mayor cantidad que los cítricos, tienen mucha agua, un bajo contenido en carbohidratos y un alto contenido en fibra, lo que las hace perfectas para nuestra dieta. Además poseen un alto porcentaje de antocioanos y carotenoides, el primero le aporta su color característico y el segundo es un desoxidante natural para nuestro organismo. Además tienen vitamina A, calcio, fósforo, hierro, sodio y potasio.
Por último deciros que su jugo se utiliza como enjuague dental contra la gingivitis y, como curiosidad, contaros que los navegantes nórdicos las utilizan contra el escorbuto debido a la cantidad de vitamina C que poseen.
Por cierto, ¿sabéis por qué la blackberry se llama como esta deliciosa fruta silvestre? Rim, poseedora de la blackberry, contrató a Lexicom branding para que buscase un nombre para su nuevo producto, en el que quería que apareciese la palabra email, pero la agencia les disuadió de esto, ya que dicho término se asocia de forma automática con el trabajo. ¿De dónde surge entonces? De su teclado que recuerda a las pequeñas bolitas que forman las moras, así que ya sabéis un poco más. Aunque corre por Internet otra curiosidad, un símil curioso sobre la blackberry, ¿alguien lo conoce?