Frutas del Bosque: Las Fresas Silvestres (I)
Sonatina de Rubén Darío
La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
Las fresas han sido y son un recurso poético, una fuente de inspiración de artistas y aunque nosotros os traemos al modernista Rubén Darío, Ovidio, Plinio y Virgilio ya les dedicaron versos. La fresa salvaje o silvestre se consume desde la prehistoria, aunque es a partir del siglo XIV cuando comienza a cultivarse.
Intensas y dulces, las fresas forman parte también de nuestra cultura gastronómica. Son ingrediente imprescindible en una cena romántica , su aroma invita a soñar y su sabor ha convertido a la fresa salvaje en un producto gourmet con nombre propio en la actualidad.
Las que consumimos habitualmente son híbridos de varias especies, la fresa cuyo origen es Fragaria (fragancia) más común es la “fragaria x ananassa” que ha desplazado a la fresa silvestre (Fragaria vesca). Y se ha instalado en nuestra mesa para consumirse al natural, como postre, como ingrediente de salsas para carnes y otra de las reinas indiscutibles de la repostería.
Las fresas nos aportan hierro, ácido fólico y salicílico, vitamina C y P o bioflavonoides y en menor proporción E. Desde la antigüedad, han sido utilizadas como planta medicinal, entre sus diferentes usos están: se utiliza como astringente, las hojas tomadas en infusión son diuréticas y antirreumáticas, debido a la concentración de vitamina C son buenas contra la anemia y por último, un secretillo de belleza, sus hojas machacadas y aplicadas sobre la piel son buenas para combatir las arrugas.
Y una curiosidad: En la antigüedad se utilizaba, mezclada con hojas de menta piperina, como lavaje antiséptico para la ropa blanca.
¿Cuál es vuestro plato favorito con fresas?
…y un poco de azúcar claro…jo, cómo son los recuerdos de la infancia, que vienen poco a poco, a tropezones
¡quería decir fresas con leche!, y el chorrito de limón hace que espese y parezca leche condensada…me lo hacía mi abuela desde que era pequeña, uno de los recuerdos de la infancia
fresas con leche condensada y un chorrito de limón. se mezcla bien, y el juguillo que sueltan las fresas se mezcla con la leche condensada haciendo una especie de leche de fresa, que el chorrito de limón se encarga de espesar….riquísimo