Vivir sin lactosa
Ser intolerante a la lactosa es una situación bastante común que afecta a un tercio de la población española. La lactosa, un tipo de azúcar que se encuentra en los lácteos de origen animal, no puede ser absorbida por el organismo, por lo que las personas que tienen intolerancia padecen de su sistema digestivo si no cuidan su alimentación. Para poder digerirla correctamente, nuestro organismo posee una enzima digestiva que es específica para ella: la lactasa, la cual los intolerantes a la lactosa no son capaces de producir por sí mismos.
Los síntomas de la intolerancia son muy variados y no a todos les afecta del mismo modo. Hay personas que notan sus efectos tras haber ingerido una pequeña cantidad de lácteo y otras que tienen un nivel de sensibilidad mucho más alto. Los síntomas más comunes están relacionados con el sistema digestivo, como pueden ser problemas intestinales, nauseas, vómitos, diarreas o gases. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que hay otros efectos que no son tan comunes, como pueden ser la dermatitis, una gran sensación de cansancio o migrañas.
Es básico que los intolerantes a la lactosa tengan especial cuidado en su alimentación, puesto que las molestias podrían ir agravándose y acarrearles problemas de salud más serios. Para ello pueden tomar sustitutos de los lácteos: bebidas de soja, almendras, chufa y otros sustitutos de origen vegetal. Las proteínas que nos aporta la leche las podemos encontrar en las legumbres y en las frutas oleaginosas, como las avellanas, almendras, nueces, etc., los hidratos de carbono podrían ser sustituidos por los que nos aportan los cereales, mientras que el calcio y el magnesio podremos hallarlos en las verduras de hoja verde como la col o el brócoli.
Entre nuestras recetas Ybarra, podéis encontrar muchas sin lactosa, entre ellas para este verano os recomendamos:
– Minibrochetas de pavo y calabacín
– Mojete Murciano
– Merluza con gulas al ajillo
– Y para finalizar unas deliciosas naranjas al vino tinto.
Un menú completo y lleno de sabor, ya que, vivir sin lactosa en la actualidad no tiene que afectar el día a día y por supuesto, aún menos al paladar. Tan sólo hay que elegir bien lo que se come y leer siempre el etiquetado de los productos.
Fuente: Revista dieta sana